¿Se acuerdan de Thomas Edison? ¿El inventor del bombillo eléctrico, cuya fama también se debe a la transpiración? No me tomen a mal. Me refiero a su célebre dicho sobre cómo las grandes cosas suceden con 1% inspiración y 99% transpiración.
Si aplicamos la frase de Edison al mundo de la gestión de riesgos de desastres, nos encontraremos con que muchos de nosotros tenemos buenas ideas pero, en la mayoría, fallamos en implementarlas. Para parafrasear a Edison generalmente nos quedamos en el 1% y por alguna razón no alcanzamos el restante 99%.La muestra de ello está en el panorama actual de América Latina y el Caribe. El costo estimado del impacto de los impactos de eventos naturales adversos en la región es más de US$2,000 millones por año.
En parte debido a que América Latina se ubica en una zona propensa a los peligros naturales, y también a que aún no ha adoptado suficientes medidas de prevención, nueve de los veinte países más expuestos a un impacto económico derivado de un desastre se localizan en la región.
Ahora bien. Esto no quiere decir que no se haya avanzado. La reducción de riesgos de desastres está cada vez más presente en la agenda de los gobiernos de América Latina. Gran parte de este progreso se debe a los avances en prevención mediante la evaluación de riesgos con apoyo de nuevas tecnologías.
En breve, tendremos en Brasil la oportunidad de ver en acción los talentos de la comunidad de prevención de riesgo. Del 12 al 14 de noviembre, tendrá lugar la primera versión local, en Belo Horizonte para ser exactos, de uno de los eventos más importantes del mundo sobre evaluación de riesgos: Understanding Risk Brasil (URBR), una especie de maratón de ideas donde se comparten experiencias e innovaciones en el área de evaluación de riesgos.
Oportunidades como ésta crean una atmosfera ideal para que los expertos en gestión de riesgos podamos inspirarnos –alcanzar ese famoso 1% de Edison. Pero eso es sólo el primer paso.
Después deberemos ser capaces de poder traspasar ese conocimiento del riesgo a los gobiernos –el famoso 99%- , para que tomen acciones, creen planes, programas y políticas para reducir el riesgo de los más vulnerables.
Cuando la voluntad y el conocimiento se suman para proteger a las poblaciones más vulnerables a terremotos, huracanes o inundaciones, los resultados suelen ser extremadamente positivos.
Ejemplos de esto los encontramos en todas las regiones del mundo, como fue presentado en julio de este año en el último Understanding Risk versión internacional en Sudáfrica.
1) La iniciativa CAPRA (evaluación probabilista de riesgos), que hace dos años atrás era tan solo un prototipo y ya se aplica en varios países de América Latina y Sud Asia;
2) La iniciativa de Open Data, que inició tímidamente después del terremoto de Haití y ahora se puede ver varios proyectos en África con Open Street Map;
3) El Modelo Global de Terremotos (GEM por su sigla en inglés), que en el UR2010 era una idea y durante UR2012 tuvimos sesiones de entrenamiento con el software;
4) Y para finalizar los avances en aplicaciones de estrategias financieras, con base en el conocimiento de riesgo de varios países del mundo.
Espero que entremos en contacto nuevamente tras Understanding Risk y así comentarles sobre los progresos del 99% de la transpiración en el mundo de la gestión de riesgos.
Estoy convencido de que cuando nos proponemos a trabajar con un mismo objetivo podemos entender los problemas más complicados. Pero entender el problema eso es solo el primer paso.